Entre la lluvia nos despedimos de Luoyang. En Shanghai hace calor, mucha humedad y gotea. Recuperados del día de viaje, nos damos un paseo por la torre Jin Mao y la zona de Pudong, con todos sus rascacielos y torres iluminados.
Al día siguiente no toca madrugar. Queremos ir a Suzhou pero solo hay media hora de viaje, o sea que cogemos un tren hacia las 12h y aprovechamos para comprar también los billetes de Hangzhou para dentro de un par de días en la misma estación de Suzhou, que está mucho más tranquila que la de Shanghai.
Bus 202 desde la estación de Suzhou para llegar al Jardín del Administrador humilde, al que se accede por una calle peatonal donde hacemos algunas compras de artesanía.
Recorremos el jardín con 29ºC y un 80% de humedad: sensación térmica de 35ºC... casi estamos como en casa! El jardín tiene estanques y pavellones, flores de loto y carpas gigantes.
Al salir, una barca tradicional nos lleva por los canales y nos acerca al centro comercial de Suzhou.
Un paseo por las calles históricas y vuelta a la realidad entre tiendas y comida.
Nuestro tercer día en Shanghai vuelve a amanecer lloviendo. Nos decidimos a darnos una vuelta por el mercado de falsificaciones que hay en la parada de metro del museo de la Ciencia y la Tecnología, pero somos un completo fracaso en esto de comprar cuando nos acosan. Es demasiado temprano y hay muy poca gente, por lo que todos los vendedores nos acosan sin cesar tienda tras tienda, lo que nos hace huir despavoridos sin comprar nada.
Con las manos vacías, volvemos en metro a la Plaza del Pueblo y nos paseamos haciendo algunas compras por la calle Nanjing. La recorremos hasta el Bund y nos recreamos con las vistas de Pudong hasta que anochece. Acabamos nuestro día con una cena en un restaurante de tapas españolas, el Willy. Las bravas y los canelones nos saben a gloria!
Al día siguiente toca ir a Hangzhou. Desgraciadamente esto de perder trenes se está convirtiendo en una costumbre peligrosa. Aunque nos hemos calculado el tiempo para llegar a la estación, hacemos el viaje en metro en hora punta y las interminables colas en los transbordos y en la propia estación de tren nos frenan. Esta vez más tranquilos que en Xi'an nos vamos directos a cambiar los billetes y llegamos a Hangzhou una hora más tarde de lo previsto.
En bus llegamos hasta el lago del Oeste. Empieza a llover cuando lo recorremos y nos decidimos por cruzar a las islas del centro del lago con un barquito de los muchos que hay para elegir.
Seguimos nuestro paseo hasta la tumba de Yue Fei y bordeando el enorme lago hasta que agotados buscamos otro bus donde enlatarnos como sardinas y llegar a la estación. El tráfico es terrible. Agotados es poco.
Último día en Shanghai, nos acercamos a la zona comercial que imita las calles antiguas de Shanghai y que está alrededor del jardín Yuyuan. Está a tope de gente y aprovechamos para hacer algunas compras más.
Cuando entramos en el jardín Yuyuan hace bastante calor. Paseamos por sus jardines y sus estanques, aunque algunas carpas son tan enormes que dan miedo.
Después de comer vamos a la plaza del Pueblo y nos arriesgamos de nuevo en el mercado de falsificaciones Tao Bao, en la calle Nanjing. Esta vez ya vamos más convencidos de lo que queremos comprar, qué precio pedir y cómo esquivar a los vendedores pesados o sea que volvemos al hotel con nuestras bolsas de basura negras llenas de regalitos.
El primer paso
Hace tiempo alguien me dijo que un viajero es el que no tiene fecha de vuelta, lo demás solamente son turistas. Despues de años viajando, siempre con fecha de vuelta, creo que un viajero es un amante curioso de la vida, que se atreve a ver y a respetar, y que en su calendario siempre tiene anotado un nuevo destino que visitar.
¡Bienvenidos al viaje!
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