El primer paso

Hace tiempo alguien me dijo que un viajero es el que no tiene fecha de vuelta, lo demás solamente son turistas. Despues de años viajando, siempre con fecha de vuelta, creo que un viajero es un amante curioso de la vida, que se atreve a ver y a respetar, y que en su calendario siempre tiene anotado un nuevo destino que visitar.

¡Bienvenidos al viaje!

diumenge, 31 d’agost del 2014

Etapa 8: Templos de Angkor, Camboya

Después de valorar nuestras opciones y entender que una cosa es el conductor del tuk-tuk y otra el guía que te acompaña por dentro de los monumentos (un conductor que te explica cosas no es un guía oficial y por lo tanto se espera fuera mientras ves cada templo), nos decidimos a contratar el tuk-tuk en el hotel y el guía para hacer el circuito corto.

Hay algunas consideraciones a tener en cuenta, que os cuento desde mi experiencia:

- El circuito corto es más largo que el circuito largo, la diferencia entre los dos es que el largo va a ver unos templos más alejados mientras que el corto ve los más cercanos, pero el estado de conservación y la magnitud de lo que se ve es mucho mayor en el circuito corto.

- En el circuito corto te enseñan Angkor Wat, Ta Phrom y la tumba de Angkor, que pueden estar muy llenos de gente. Nosotros recorrimos Angkor Wat en sentido inverso (acabando por la entrada principal), comimos muy temprano (11:30h) y vimos los otros dos casi solos.

- Si solamente tienes un día, obviamente hay que hacer el circuito corto. Si tienes algo más de tiempo, los templos más diferentes por ver son Beng Mealea (el templo destruido), Banteay Srey (el templo de las mujeres, deliciosamente reconstruido) y Neak Poam (el templo del agua).

Y dicho todo ésto, empezamos por Angkor Wat. Este templo está muy bien conservado porque nunca se ha interrumpido el culto. Tiene unas galerías con unos relieves remarcables en los que se explican pasajes del hinduísmo. Para acceder a la parte central en la que se mantiene el culto hay que llevar los hombros cubiertos y las rodillas también.




Después de comer vimos el selvático Ta Phrom invadido por la vegetación.

Después recorrimos Angkor Tomb desde Bayon, con sus caras, pasando por las terrazas de los elefantes y del rey leproso.


Acabamos el circuito del día visitando Ta Keo (uno muy inclinado), Chau Say Thevada y su gemelos Thommanom y Bantea Kdey que es muy parecido a Ta Phrom pero sin vegetación. La visita acaba en Prasat Kravan que es muy pequeñito pero tiene unos relieves en ladrillo muy interesantes en el interior de dos de sus torres.

Al día siguiente hicimos el circuito largo junto con Banteay Srey. Nuestra primera parada fue Preah Khan, un templo con muchas alusiones al símbolo de la fertilidad Linga. Continuamos viendo Neak Poam, una joyita rodeada de agua y piscinas que en su época gloriosa debía ser una bella fuente.




Seguimos a Ta Som, que tiene un árbol espectacular en la entrada este. East Mebon fue el último antes de comer, con sus elefantes y su forma piramidal. Y tras la comida, viajamos una media hora hasta Banteay Srey, conocido como el templo de las mujeres por sus finos carvados y sus filigranas.



De vuelta al complejo más cercano a Angkor Wat vimos Pre Rup con la idea de ver la puesta de sol desde allí, pero debíamos esperar un par de horas y nos convenció más un baño en la piscina del hotel.

Por la noche, nos acercamos a la calle de pubs y al mercado nocturno que estaba muy animado. Si bien comer en los templos es francamente caro (unos 10$ por persona como mínimo), las camisetas y masajes están mejor de precio en Camboya que en Vietnam.



Nuestro último día en Camboya empieza temprano porque hay que hacer un recorrido de un par de horas en tuk-tuk hasta Beng Mealea. Con lo largo que es y el polvo que respiras es preferible coger un coche para hacer esta ruta.

Beng Mealea es un templo destrozado y muy divertido, porque empiezas a visitarlo siguiendo las pasarelas de madera hasta que de pronto pierdes el camino y ves que la cosa consiste en caminar por donde quieras, o donde puedas!



El guía del primer día nos aconsejó ir a ver el pueblo flotante de Kampong Khleang, en Tonle Sap, y aunque era el más alejado, allí fuimos. La verdad es que nos decepcionó un poco, la mayor parte de gente vive en casas sobre el agua y han abandonado los barcos, y el precio del barco (20$ por persona) nos pareció completamente excesivo para lo que hay que ver.



Por último, fuimos a ver los templos que forman Roulos, en los que destacan 3: el pequeñito Lolei, el gran Bakong con 5 pisos y estatuas de elefantes y bueyes, y Preah Ko con sus 6 torres. Este grupo de templos están más destruidos porque fueron de los primeros en construirse y están hechos mayoritariamente de ladrillos.

De vuelta al hotel, nos sumergimos en la piscina hasta la hora de coger el avión de vuelta a Ho Chi Minh.

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