Llegamos a Lao Cai con casi dos horas de retraso y mal dormidos, porque el tren se mueve mucho y hace muchísimo ruido. En la estación nos espera un minivan que hemos contratado en el hotel por un precio muy interesante (3$ por persona) que nos evita el esfuerzo de tener que regatear con los múltiples conductores que ofrecen sus servicios para llegar a Sapa.
Después de comer, visitamos algunas tiendas y el mercado de Sapa. Es un pueblo muy colorido, lleno de vendedoras de diferentes etnias que te machacan contínuamente con la frase "buy this one for me" (cómprame ésto).
Después recorremos los 3 km de bajada hasta Cat-Cat, que es la aldea H'Mong más cercana a Sapa. Tras pagar la entrada, puedes hacer el recorrido por una aldea plagada de tienditas y puesta de cara al turista, hasta llegar a la cascada y volver. La subida a pie es un poco durilla, pero como no hace calor, todo se aguanta.
Al día siguiente llueve ligeramente, y decidimos alquilar 2 motos para ir a visitar el valle. Tras resolver un pequeño incidente con una de las motos (nada más ponerle gasolina ya no quiso encenderse y tuvo que ir al taller una hora), subimos el puerto que se acerca al Fansipan (que es el pico más alto de Vietnam) a ver la cascada de Plata. Cruzamos el puerto y bajamos algo hacia el valle vecino para ver unas buenas vistas, pero el tiempo está muy inestable en esa zona y volvemos a Sapa.
Por la tarde recorremos el valle del este, que llega hasta la aldea de Ta'Van. Éste es el valle que se recorre en los treking ofrecidos por los hoteles y las agencias. Las vistas son muy bonitas, pero está bastante orientado al turista y por todas partes florecen tiendas de souvenirs.
Al día siguiente volvemos a alquilar moto hasta que sea la hora de coger el transporte a Lao Cai y el tren de vuelta. Esta vez vamos a recorrer el valle situado al norte y que va hasta la aldea de Ta Phin por una carretera muy pedregosa y llena de charcos. Este valle es mucho más natural y tiene vistas muy bonitas.
Por el camino se nos acerca Ta Me, de la etnia Dao (rojo) y nos ofrece ir a visitar su casa. Una vez allí, cocina para nosotros a cambio de que compremos algo de lo que vende y pasamos un rato con su familia. Lo cierto es que la experiencia fue muy agradable y nos permitió ver cómo viven estas familias en las montañas. Y cocinó cerdo, arroz y guindillas, que estaba muy rico!
Éste es el nieto de Ta Me, La Ta, que se quedaba alucinado viendo sus propios videos en nuestra cámara de fotos.
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