Tras un desayuno delicioso y muy completo, alquilamos una moto con la intención de ver las montañas de mármol y Hoi An. Danang es un destino poco habitual aún, porque la mayor parte de turistas eligen dormir en el pintoresco Hoi An, pero tiene la ventaja de tener estación de tren y aeropuerto, y unas playas preciosas completamente vacías.
Las montañas de mármol nos resultan algo decepcionantes. Teníamos la idea de unas montañas blancas y relucientes y en realidad son un conjunto de templos situados en la montaña, con cuevas de mármol que albergan budas en su interior. Probablemente sería más divertido recorrerlas de noche sin el terrible calor y las innumerables escaleras...
Tras un baño en una solitaria playa a medio camino, comemos en Hoi An y vamos a callejear. Es un pueblo bonito, de casitas bajas y mucho ambiente turista, aunque es una pena que la mayor parte de sus casas se haya convertido en tiendas de souvenirs.
De vuelta hacia Danang nos damos otro baño en la playa con el crepúsculo y descubrimos que es la hora favorita de los vietnamitas para ir a la playa. Nos miran con mucha curiosidad mientras disfrutamos de las aguas cálidas del mar de China.
Danang está toda iluminada por la noche, y sus puentes son espectaculares. El puente del dragón hasta echa fuego!
Cenamos por recomendación del hotel en un restaurante que llevan un español, una italiana y un malayo, completamente recomendable. Su nombre es Mycasa y les deseamos toda la suerte del mundo.
El día siguiente es nuestro día de descanso. Como el avión a Siam Reap no sale hasta la tarde dedicamos la mañana a disfrutar de la playa y de la piscina del hotel.
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