El primer paso

Hace tiempo alguien me dijo que un viajero es el que no tiene fecha de vuelta, lo demás solamente son turistas. Despues de años viajando, siempre con fecha de vuelta, creo que un viajero es un amante curioso de la vida, que se atreve a ver y a respetar, y que en su calendario siempre tiene anotado un nuevo destino que visitar.

¡Bienvenidos al viaje!

dissabte, 12 de juliol del 2014

Etapa 6: Las Vegas

Tras el largo viaje de vuelta hacia Las Vegas intentamos no madrugar mucho para adaptarnos a una ciudad que vive de noche. Dedicamos la mañana a hacer unas compras en uno de los Outlets de Las Vegas y la noche a ver el precioso espectáculo "La Rêve" desde la splash zone, donde solo nos mojamos unas gotas.

¿Y de qué va "La Rêve"? Aun no lo tengo muy claro. Es como un sueño caótico en el que pasan cosas que parecen tener sentido cuando las sueñas pero que, una vez despierto, piensas que todo es imposible. El espectáculo es hora y media de circo, natación sincronizada con zapatos de tacón, saltos de trampolín imposibles y danza. Es arte visual con cada detalle pensado y mimado: sombras, luces, expresión, agua que cae en gotas, chorros, espuma,...Si todavía no lo tenéis decidido, es una magnífica elección!


Al salir del espectáculo vamos a ver el Strip. Desde el Venecia, hasta el espectáculo del IT con sus sirenas contra piratas. Desde el Mirage con sus fuentes, al París y el Ceasar Palace. Agotados, acabamos el recorrido en coche: New York, Luxor, Excalibur...


Al día siguiente nos sale todo el cansancio y amanecemos con la hora justa para ir directos a comer al buffet libre del hotel Aria. Lo malo de comer en un buffet es que sueles necesitar una siesta para digerirlo. Y tras la siesta y una tormenta impresionante, decidimos acercarnos ya de noche a la presa Hover.


Ya es noche cerrada cuando empezamos a recorrer Fremont Street: un derroche de luz, casinos de aire retro y chicas bailando encima de las barras con billetes en el liguero, unido a un montón de tiendas de souvenirs horteras, un Elvis y un Tor con algunos kilos de más y un par de escenarios con espectáculos curiosos. De pronto, se oscurece la cúpula y empieza el festival de Queen. Luces por doquier y un pupurri de lo mejor del grupo.

Al final picamos en alguna tienda de souvenirs, seguro que hay algo contagioso en el ambiente...






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